The Winter of our Discontent
El invierno de nuestro descontento
Ricardo III, rey de Inglaterra (1483-1485)
Posiblemente, Ricardo III sea mi drama favorito del excepcional autor William Shakespeare. No es éste lugar ni momento para hablar de las numerosas sombras y dudas que se ciernen sobre la figura del bardo inglés, sino para admirar uno de los comienzos de una obra de teatro más demoledores que recuerdo haber leído nunca:
Now is the winter of our discontent
Made glorious summer by this sun of York;
And all the clouds that lour'd upon our house
In the deep bosom of the ocean buried.
Now are our brows bound with victorious wreaths;
Our bruised arms hung up for monuments;
Our stern alarums chang'd to merry meetings,
Our dreadful marches to delightful measures.
Grim-visag'd war hath smooth'd his wrinkled front,
And now, instead of mounting barbed steeds
To fright the souls of fearful adversaries,
He capers nimbly in a lady's chamber
To the lascivious pleasing of a lute.
But I-that am not shap'd for sportive tricks,
Nor made to court an amorous looking-glass-
I-that am rudely stamp'd, and want love's majesty
To strut before a wanton ambling nymph-
I-that am curtail'd of this fair proportion,
Cheated of feature by dissembling nature,
Deform'd, unfinish'd, sent before my time
Into this breathing world scarce half made up,
And that so lamely and unfashionable
That dogs bark at me as I halt by them-
Why, I, in this weak piping time of peace,
Have no delight to pass away the time,
Unless to spy my shadow in the sun
And descant on mine own deformity.
And therefore, since I cannot prove a lover
To entertain these fair well-spoken days,
I am determined to prove a villain
And hate the idle pleasures of these days.
Si los Hados me son propicios, finalizado será esta noche el artículo, que ahora es menester que me retire al lecho.
Sigamos pues. No es que los Hados me hayan sido propicios, pero es que Miada es implacable, y no parece aceptar promesas incumplidas.
Al Pacino, en su película Looking for Richard, analiza de forma bastante amena este pasaje introductorio. Pero, como yo disto de ser ameno cuando escribo, lo haré a mi prolija manera. Luego no digan que no les aviso.
El invierno de nuestro descontento hace alusión a la Guerra de las 2 Rosas que tuvo lugar en Inglaterra entre 1455 y 1485, que representa la última lucha en el país entre el autoritarismo monárquico y las aspiraciones de la nobleza. La dinastía York (rosa blanca) venció a los Lancaster (rosa roja). Según los versos, las nubes de la guerra han desaparecido y ahora brilla el sol de York, agudo juego de palabras, pues Richard es uno de los 3 hijos (sun-son) de York. Ricardo es un York y su hermano, Eduardo IV es el rey, pero él se siente mal (discontent) porque la guerra ha acabado y está desubicado ya que llega la hora de las relaciones humanas, la seducción de las doncellas, cuando los caballeros ya no aterrorizan al enemigo, y abandonan sus corceles para introducirse subrepticiamente en el lecho de las damas para entregarse a la lascivia.
Pero Ricardo no está hecho para cortejar delante de un amoroso espejo. Como señala, es deforme; jorobado; inacabado (unfinished); un niño que fue prematuro (sent before my time); tan desagradable a la vista que los perros le ladran cuando pasa junto a ellos. Y se pregunta: ¿Por qué yo, en este tiempo de fiestas y alegría, no encuentro entretenimientos que me hagan pasar el rato, salvo contemplar mi sombra proyectada por el sol y discurrir sobre mi propia deformidad?
Así que, ya que no puede ser amado ni disfrutar de estos alegres días, está decidido a ser un villano, y odiar los vanos goces de estos días. Hay que destacar que se produce una exageración de las características físicas de Ricardo por parte de Shakespeare para hacer el personaje más detestable por el público y dramatizar su perfidia. Uno de los personajes más infames y miserables que jamás hayan sido creados por alguien, con una crueldad sin límites.
Si he colgado el texto en inglés no es por una muestra gratuita de pedantería, sino por la musicalidad que otorga al texto la construcción habitual de los versos shakespearianos: el pentámetro yámbico, es decir, versos de cinco pies sobre los que recaen los acentos.
En cualquier caso, y como esta obra da mucho de sí y aún no he llegado a la reflexión que pretendía hacer a partir de sus versos, en cuanto pueda acabaré con ella, estén o no los Hados de por medio.
Vayamos con la última parte. Uno de los pasajes más deslumbrantes tiene lugar en la Escena II del primer acto, cuando Gloucester (Ricardo III) corteja a la bella Lady Anne. Ricardo había matado a su esposo y suegro en la Guerra de las Rosas, pero es capaz de seducirla delante del cadáver de su esposo, en la comitiva fúnebre. Para Gloucester es un reto: ¿Qué dama en tal temple fue vencida? Será mía.
Was ever woman in this humour woo'd?
Was ever woman in this humour won?
I'll have her; but I will not keep her long.
What! I that kill'd her husband and his father-
To take her in her heart's extremest hate,
With curses in her mouth, tears in her eyes,
The bleeding witness of my hatred by.
Ricardo dice a Lady Anne que él mató a los dos hombres, pero sólo fue el verdugo, el efecto, ya que la causa fue la belleza de ella, que en sueños le impelía a darles muerte. Vuestros labios están hechos para los besos, señora, mas no para el desdén.
Y ustedes, pacientes lectores, se preguntarán, ¿nos dirá de una vez cuál es la reflexión a la que piensa llegar tras este largo proemio? Pues bien, la reflexión que siempre me asaltó cada vez que leía esta sensacional obra de teatro es si la seviciosa maldad que mueve al Ricardo III shakespeariano es fruto de su deformidad y la relación con el prójimo que ella conlleva. Me explico: ¿acaso la misantropía y el odio exacerbado de Gloucester se deben a que siempre fue evitado por sus semejantes por su desagradable aspecto físico y ello provocó que naciese este sentimiento de repulsión en su alma hacia la Humanidad?
Les invito a todos a leer esta obra de teatro si no lo han hecho ya. Sus páginas otorgan un goce extremo. Por cierto, ¿creen ustedes, adorados lectores de mi blog, que William Shakespeare es el mejor dramaturgo que ha existido? ¿Piensan que alguien ha sido capaz de escribir mejores obras de teatro? Sean tan amables de decirme si están de acuerdo con ello, o por el contrario, sugiéranme otros nombres que consideren dignos de mayor consideración que el gran bardo inglés.